Las almejas son un alimento muy versátil a la hora de preparar. Además, se trata de un buen aliado en las dietas de adelgazamiento porque tienen bajo contenido en grasas. Aportan gran cantidad de minerales (hierro, potasio, selenio y calcio) y vitaminas (especialmente la vitamina B12). Aquí os presentamos una de las recetas más tradicionales: las almejas al vino blanco, ideales para servirlas como entrante.
Cómo preparar las almejas al vino blanco
Ingredientes (4 personas)
- 1 kg de almejas
- Una cucharada de harina
- Un vaso de vino blanco
- Aceite de oliva
- Perejil picado
- 1 cebolla o cebolleta (también en su defecto se puede utilizar puerro)
- 2 dientes de ajo
- Sal
Preparación:
- Primero, coloca las almejas en una cacerola con agua y un poco de sal para que no queden restos de arena.
- Cuando haya transcurrido una hora, lavamos bien las almejas y las reservamos para incorporarlas más tarde.
- Por otro lado, se pica lo más fino que podamos la cebolla (cebolleta o puerro, en su defecto) y los ajos.
- En una cacerola con un poco de aceite, incorporamos la cebolla y los ajos y los rehogamos. Antes de estar totalmente pochos, añadimos la harina y removemos para que quede una mezcla homogénea, sin grumos.
- Posteriormente, añadimos el vaso de vino blanco y lo dejamos hasta que hierva, removiendo de vez en cuando. Ahora, echamos las almejas y las dejamos que se cocinen hasta que se abran. Si queremos que tengan un poco más de salsa podemos añadir un poco de agua, pero sin pasarnos para que no quede muy aguado.
- Por último, espolvoreamos el perejil picado y servimos en una cazuela de barro preferiblemente, de forma que se conserve mejor el calor.
Las almejas que no se hayan abierto en el proceso de cocción las debemos descartar ya que es probable que no estén en buen estado. Si las compramos el día de antes de hacerlas, las debemos guardar en el frigorífico envueltas en un trapo humedecido, no mucho, para que se conserven. Lo idea es cocinarlas cuando están frescas, pero este truco te ayudará si no es posible.
